Paul A. Samuelson. PREMIO NOBEL DE ECONOMIA
Esta primavera (boreal) llega con incertidumbre económica. En China se habló de nuevas normas fiscales y restricciones al crédito y las bolsas del país cayeron 9% en un día.Dada la actual interconexión del sistema mundial, los mercados asiáticos cayeron, atrás de China. Y cuando amaneció en los mercados de Europa y de EE.UU. también hubo corrida.Como dice el dicho, los jesuitas mueren de a tres. Al mismo tiempo que China les bajaba el tono a sus mercados, estallaba la burbuja inmobiliaria estadounidense. Naturalmente, esto redujo ingresos y empleos en la construcción. Y los acreedores hipotecarios de riesgo empezaron a quebrar en manada. Tampoco ayudó que, al mismo tiempo, Alan Greenspan, el venerable jubilado de la Reserva Federal de los EE.UU., advirtiera públicamente que el boom estadounidense del 2003-2007 se estaba convirtiendo en un recuerdo. ¡Hasta usó la palabra que empieza con R, al hablar de una "posible" recesión en este 2007! El nuevo presidente de la Fed, Ben Bernanke, se apuró a sostener que, para la economía global, la perspectiva más probable sigue siendo la de un aterrizaje suave. Eso calmó a algunos. Pero Bernanke se negó a decir lo que Wall Street quería escuchar : que "pronto la Fed bajará su tasa de interés" y así los traders podrán tener nuevas ganancias. La historia económica nos enseña que las catástrofes inexorables existen. Por caso, un asteroide enorme una vez cayó inesperadamente sobre la Tierra y aniquiló a todos los dinosaurios. Nueva Orleáns, ciudad situada junto al golfo de México, que está debajo del nivel del mar y que carece de defensas como las que tiene Holanda, siempre estuvo expuesta al riesgo de un gran huracán y finalmente le llegó el Katrina en el 2005. Ningún científico duda de que, en alguna futura fecha desconocida, buena parte de California será devastada por un terremoto gigante.La gente normal y racional tiene que hacer su vida cotidiana sin perder el sueño por las desgracias futuras. Pero, si somos racionales, tratamos de ver aquí y ahora cómo evitar o prevenir los males que seguramente llegarán en algún momento aun incierto. Me limitaré a lo económico. En octubre de 1929, la bolsa se derrumbó. Los no economistas piensan que la Gran Depresión mundial de 1929-1939 fue la consecuencia inevitable. No lo fue. Si el Presidente Herbert Hoover y el Secretario del Tesoro de los EE.UU, Andrew Mellon y Montague Norman, del Banco de Inglaterra hubieran sabido lo que los expertos de todo el mundo saben hoy, podría haber habido sólo una recesión leve en 1930-1931.Y, en ese caso, la guerra de venganza de Adolf Hitler, en 1939, no habría tenido lugar. Lecciones del pasadoNo podemos revertir la historia económica. Pero podemos aprender algo. He aquí algunas consideraciones útiles: Ben Bernanke, en Washington, Alwyn King en el Banco de Inglaterra y Jean-Claude Trichet, en el Banco Central Europeo tienen los conocimientos, el poder y la voluntad para actuar drásticamente si se llegaran a desarrollar en el período 2007-2008 fuerzas deflacionarias de magnitud. La "posibilidad" de recesión en ciernes de la que habló Greenspan se traduce como "a lo sumo, un tercio de probabilidades de una recesión menor". Dos tercios es el doble de un tercio y eso respalda la mejor conjetura sobre una recesión futura modesta. Que no se me malentienda ni se me crea un incurable optimista. Lejos de eso. Como realista, veo en mi bola de cristal algunos desafíos extremos para la economía mundial. Lo que sigue es un esbozo de algunos. «, El PBI chino ahora supera al de Japón y es el segundo detrás del de los EE.UU. Si sigue con un crecimiento real del 9% o 10% anual, en alguna fecha próxima el PBI total de China será igual al estadounidense.«, La locura de los fondos de cobertura se está extendiendo a todos los mercados mundiales. Escapan a la regulación. En tiempos normales, esos fondos pueden contribuir a dispersar y reducir los riesgos. Sin embargo, ante la perspectiva de una futura tormenta, mi temor es que todos los hedge funds en cascada produzcan —y exacerben— una corrida masiva y desordenada contra el dólar. ¿Podría pasar algo así sin una gran crisis mundial? Para entonces, el Presidente George Bush estará en su rancho de Texas. Pero el medio oriente seguirá con caos y guerra civil. Se cosecha lo que se siembra. La locura fiscal estadounidense post 2000, combinada con la dispendiosidad de los norteamericanos en las bolsas, pondrá a prueba la fragilidad de nuestro nuevo sistema financiero mundial. En el mundo de hoy, geográficamente móvil, la regulación racional de los procederes empresarios parece casi imposible. Si se prohíben las artimañas de Enron y WorldCom, las actividades financieras se van de EE.UU. y de Londres y de Bruselas a los paraísos fiscales de Bahamas o las Islas del Canal. Esos lugares son como el legendario "lejano oeste" estadounidense: una carrera hacia la menor regulación, donde el que dispara más rápido gana. Hará falta mucho más que la sabiduría del Rey Salomón para encontrar el delicado punto medio entre libertad y regulación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario